jueves, 23 de julio de 2015

El Consultorio de Ale: Autoconocimiento y Vida Libre



¡Hola!
Aquí estoy, para invitarlos a seguir trabajando en nuestro propio proceso de desarrollo personal, para ser la mejor versión de nosotros mismos. Proceso que, en mi opinión, tiene que ver con vivir una vida consciente, libre, responsable y espiritual.


Hoy les comparto mi mirada acerca de lo que es una vida en libertad. Y, del mismo modo en que lo hice en el post anterior, me tomaré la licencia de hacerlo en primera persona, para adueñarme de mis palabras.



Vivo en forma libre cuando me permito celebrar la vida, cuando no me limito a permanecer y transcurrir, viviendo en una vida diseñada por otros, prisionera de mis miedos... sino cuando me convierto en hacedor de mi vida y tomo mis propias decisiones asumiendo los riesgos que esto conlleve.
Como persona libre, tomo consciencia de mi propia finitud y, si bien esto puede generarme angustia, es también el disparador que me lleva a elegir la vida que quiero vivir. Desear ser libre, no es “Dormir la siesta”, dejando que la vida pase… Por el contrario, este deseo es el motor que me lleva a salir de toda caverna, propia e impuesta, sin enajenarme ni vivir de libertades ilusorias, como explica Platón en su alegoría.

Soy libre cuando me permito ser, reconociendo obviamente que mi libertad implica respeto hacia la libertad de los demás y responsabilidad en cuanto a la mía.



En el próximo encuentro, hablaremos de vivir de manera responsable.

Pero, antes de despedirlos, les propongo que en diálogo con ustedes mismos se pregunten:

  • ¿Estoy viviendo una vida libre o soy prisionero de mis miedos?
  • ¿Cómo puedo desde mi rol docente acompañar a mis alumnos para que transformen sus miedos en coraje?



Ahora sí… Abrazos al por mayor y un regalito para escuchar. 


Yo te quiero libre - Silvio Rodriguez
https://youtu.be/H6YlfAku5TA

  



Clr. Alejandra Apicella

jueves, 9 de julio de 2015

Cinco características de un equipo docente efectivo

Como en cualquier organización, en las escuelas también es importante crear una cultura de colaboración y trabajo en equipo para lograr nuestros objetivos.


Ø Equipos fuertes son esenciales para “retener” y acompañar a los docentes.
En las escuelas con baja rotación de personal (incluso en entornos sociales complejos), los maestros manifiestan sentirse conectados con sus colegas, y contenidos  por ellos. También describen un sentido de pertenencia a un grupo en el que sus miembros trabajan juntos en pos de una misión.
Las emociones que se activan en este contexto son las que nos mantienen unidos y comprometidos en una tarea en el largo plazo. La docencia es una profesión difícil en la actualidad – necesitamos estructuras (así como equipos fuertes) que cultiven nuestra resiliencia emocional.

Ø Si un equipo es efectivo, podemos aprender unos de otros.
Podemos lograr más en equipo de lo que lograríamos cada uno por nuestra cuenta, nos inspiramos y desafiamos mutuamente. Podemos explotar las capacidades individuales, y no tenemos que hacer aquello para lo que no somos tan buenos. (aunque podemos aprender de nuestros compañeros y enriquecernos para futuras tareas o proyectos). Es un enfoque eficiente para afrontar grandes proyectos (como transformar o reorganizar una escuela, por ejemplo).



¿Qué hace a un buen equipo?


Estas son algunas de las características clave que hacen a un buen equipo:

1. Un buen equipo sabe la razón de su existencia.
No alcanza con decir “Somos el equipo docente de 6to grado” – eso es simplemente lo que nos define (enseñamos al mismo grado), pero no por qué existimos. El propósito de ser un equipo podría ser: “Somos un equipo para trabajar juntos, conteniéndonos y aprendiendo de nosotros mismos, identificando mejores formas para  cumplir nuestros objetivos y cubrir las necesidades de nuestros alumnos de 6to grado”. Llamémoslo propósito o misión, no importa el nombre que le pongamos. Lo que importa es que los miembros del equipo no nos sintamos “obligados a asistir” cuando nos reunamos… porque el propósito es importante, significativo y claro, le da sentido al trabajo que realizamos.

2. Un buen equipo crea espacios de aprendizaje.
Hay muchas razones  por las que quienes trabajamos en escuelas podríamos trabajar en equipo – pero todas esas razones deben ofrecer oportunidades de aprender con y de nuestros compañeros. En un equipo de trabajo diverso se minimizan las debilidades y se potencian las fortalezas de cada uno. Por eso, en un equipo efectivo aprendemos dentro de un ambiente seguro y bien dispuesto… podemos equivocarnos, arriesgarnos y preguntar siempre que necesitemos.

3. En un buen equipo hay conflicto sano.
Esto es inevitable y necesario si estamos aprendiendo juntos, embarcados en un proyecto en conjunto. Podemos no estar de acuerdo en algunas ideas, tener diálogo constructivo y disenso, y desafiamos nuestras formas de pensar.

4. Los miembros de un buen equipo confían unos en otros.
La confianza es un ingrediente clave del trabajo en equipo. Esto quiere decir que cuando se presenta el conflicto inevitable, puede ser manejado. En un equipo nos conocemos entre todos, nos escuchamos. Hay acuerdos sobre cómo tratarnos mutuamente y trabajar juntos, y los cumplimos y hacemos cumplir. Además alguno de los miembros del equipo hace de facilitador para asegurarse de mantener un ambiente armonioso. Incluso, para lograr una mayor confianza, en un equipo fuerte podemos observar que todos sus miembros participan y toman decisiones por igual, equitativa y democráticamente.

5. Un buen equipo tiene un facilitador o líder.

Siempre hay alguien que timonea el barco, aunque ese rol puede ser ocupado en distintas oportunidades por distintos miembros del equipo. Esto asegura que habrá la planificación y dirección necesaria cuando el equipo necesite funcionar en su máxima capacidad o bajo presión.





¿Encontrás que estas características definen tus equipos de trabajo?
¿Agregarías alguna otra? ¡Contanos!