Como en cualquier organización, en las escuelas también es importante crear una cultura de colaboración y trabajo en equipo para lograr nuestros objetivos.
Ø Equipos fuertes son esenciales para “retener”
y acompañar a los docentes.
En las escuelas con baja rotación de personal (incluso en
entornos sociales complejos), los maestros manifiestan sentirse conectados con
sus colegas, y contenidos por ellos. También
describen un sentido de pertenencia a un grupo en el que sus miembros trabajan
juntos en pos de una misión.
Las emociones que se activan en este contexto son las que
nos mantienen unidos y comprometidos en una tarea en el largo plazo. La
docencia es una profesión difícil en la actualidad – necesitamos estructuras
(así como equipos fuertes) que cultiven nuestra resiliencia emocional.
Ø Si un equipo es efectivo, podemos aprender
unos de otros.
Podemos lograr más en equipo de lo que lograríamos cada uno
por nuestra cuenta, nos inspiramos y desafiamos mutuamente. Podemos explotar
las capacidades individuales, y no tenemos que hacer aquello para lo que no
somos tan buenos. (aunque podemos
aprender de nuestros compañeros y enriquecernos para futuras tareas o
proyectos). Es un enfoque eficiente para afrontar grandes proyectos (como
transformar o reorganizar una escuela, por ejemplo).
¿Qué hace a un buen equipo?
Estas son algunas de las
características clave que hacen a un buen equipo:
1. Un buen equipo sabe la razón de su
existencia.
No alcanza con decir “Somos el
equipo docente de 6to grado” – eso es simplemente lo que nos define (enseñamos
al mismo grado), pero no por qué existimos. El propósito de ser un equipo
podría ser: “Somos un equipo para trabajar juntos, conteniéndonos y aprendiendo
de nosotros mismos, identificando mejores formas para cumplir nuestros objetivos y cubrir las
necesidades de nuestros alumnos de 6to grado”. Llamémoslo propósito o misión, no
importa el nombre que le pongamos. Lo que importa es que los miembros del
equipo no nos sintamos “obligados a asistir” cuando nos reunamos… porque el
propósito es importante, significativo y claro, le da sentido al trabajo que
realizamos.
2. Un buen equipo crea espacios de aprendizaje.
Hay muchas razones por las que quienes trabajamos en escuelas
podríamos trabajar en equipo – pero todas esas razones deben ofrecer
oportunidades de aprender con y de nuestros compañeros. En un equipo de trabajo diverso se minimizan las debilidades y se potencian las fortalezas de cada uno. Por
eso, en un equipo efectivo aprendemos dentro de un ambiente seguro y bien
dispuesto… podemos equivocarnos, arriesgarnos y preguntar siempre que
necesitemos.
3. En un buen equipo hay conflicto sano.
Esto es inevitable y necesario si
estamos aprendiendo juntos, embarcados en un proyecto en conjunto. Podemos no
estar de acuerdo en algunas ideas, tener diálogo constructivo y disenso, y desafiamos
nuestras formas de pensar.
4. Los miembros de un buen equipo confían unos
en otros.
La confianza es un ingrediente clave del trabajo en equipo. Esto quiere decir que cuando se
presenta el conflicto inevitable, puede ser manejado. En un equipo nos
conocemos entre todos, nos escuchamos. Hay acuerdos sobre cómo tratarnos
mutuamente y trabajar juntos, y los cumplimos y hacemos cumplir. Además alguno
de los miembros del equipo hace de facilitador para asegurarse de mantener un ambiente
armonioso. Incluso, para lograr una mayor confianza, en un equipo fuerte
podemos observar que todos sus miembros participan y toman decisiones por
igual, equitativa y democráticamente.
5. Un buen equipo tiene un facilitador o líder.
Siempre hay alguien que timonea
el barco, aunque ese rol puede ser ocupado en distintas oportunidades por
distintos miembros del equipo. Esto asegura que habrá la planificación y
dirección necesaria cuando el equipo necesite funcionar en su máxima capacidad
o bajo presión.
¿Encontrás que estas características definen tus equipos de trabajo?
¿Agregarías alguna otra? ¡Contanos!