Presentamos una nueva sección en el blog: El Consultorio de Ale.
La genia de Ale Apicella, docente y consultora psicológica de "Permitiéndonos Ser", se hace un huequito entre su trabajo, sus consultantes y su participación radial Mundo Counseling en UrbanaBA para escribir su nueva columna con nosotros.
¡Bienvenida Ale!
¡¡¡Hola a todos!!! ¿Cómo están?
Les
cuento que soy Alejandra Apicella y acá estoy, gracias a la hermosa propuesta
de Lápiz, Papel y Tijera, para compartir con ustedes, desde mi rol de maestra y
consultora psicológica, este espacio de intercambio que nos ayudará, día a día,
a seguir aprendiendo y creciendo juntos, al lado de nuestros chicos: nuestros
pequeños “grandes maestros”.
Hoy,
les propongo hablar de límites.
Les
pregunto: ¿Cómo se sentirían si van de noche por una ruta que no conocen, sin señalamiento
ni líneas pintadas que definan sus carriles?
..¿Inseguros,
desprotegidos, perdidos, con miedo…?..
Seguramente
algo de esto sentirían por la sencilla razón que vivir es vivir entre límites,
entre horizontes que nos organizan,
protegen, contienen, dan seguridad y suficiente espacio para crecer y
desarrollar nuestra libertad.
Los límites son esas líneas invisibles que nos
permiten vivir en sociedad. No son una imposición ni un ‘porque sí’; surgen de
un darme cuenta y se instauran siempre
desde el afecto y la congruencia.
- Porque dan seguridad, contención y protección.
- Porque las normas brindan una estructura sólida a la que aferrarse.
- Porque a partir de ellos podemos reconocer y respetar los límites de otras personas.
- Porque dentro de este marco de referencia se aprenden valores: orden, respeto, tolerancia.
¿Cómo se deben poner los límites?
- Los límites se deben poner desde pequeños: Saber que el “No” (señalado con afecto y firmeza), es “No”. Es una forma de ir aprendiendo lo que se puede y no se puede hacer, y permitirá que el niño internalice la norma.
- Los límites deben ser claros y precisos: Evitar los discursos, no generalizar y ser concretos. Cambiemos el “Tenés que portarte mejor” por “Es necesario que guardes las figuritas cuando estamos trabajando”.
- Los límites deben hablarse, fundamentarse, tener consecuencias si no se respetan y recordarse cada tanto.
- Deben sostenerse con firmeza: Es importante aplicar el límite sin titubeos. Para ser firme hay que sentir que se hace lo correcto; de lo contrario, se transmite sin convicción.
¿Y
si se traspasan los límites?
Es importante que los niños
sepan de antemano que el incumplimiento de las reglas, trae consecuencias. Cabe
destacar que hablar de consecuencias no es hablar de castigo, sino de “darnos
cuenta” de que somos responsables de lo que hacemos con nuestra libertad.
Estas consecuencias, deben ser:
- Educativas y relacionadas a la acción.
- Comprendidas.
Por cierto, no es necesario aclarar
que nunca debemos, al señalarlas, atentar contra los derechos del niño, ser
violentos, humillarlos, exponerlos o descalificarlos usando frases como “Sos
malo” o “No te quiero”. De ninguna manera confundamos consecuencia con quitarle
a nuestros chicos el afecto o la atención. No olvidemos que ser docente es una
elección de formación, de crear lazos, como decía El Principito. Una elección
de amor y compromiso. Recordemos que el amor no es sólo un sentimiento, sino
también lo que se hace con ese sentimiento.
Para cerrar les dejo esta
linda reflexión que hace mucho tiempo llegó a mis manos. Espero la disfruten y,
por qué no, puedan compartirla con los padres.