jueves, 23 de octubre de 2014

El Consultorio de Ale: Límites

Presentamos una nueva sección en el blog: El Consultorio de Ale
La genia de Ale Apicella, docente y consultora psicológica de "Permitiéndonos Ser", se hace un huequito entre su trabajo, sus consultantes y su participación radial Mundo Counseling en UrbanaBA para escribir su nueva columna con nosotros. 
¡Bienvenida Ale!



¡¡¡Hola a todos!!! ¿Cómo están?
Les cuento que soy Alejandra Apicella y acá estoy, gracias a la hermosa propuesta de Lápiz, Papel y Tijera, para compartir con ustedes, desde mi rol de maestra y consultora psicológica, este espacio de intercambio que nos ayudará, día a día, a seguir aprendiendo y creciendo juntos, al lado de nuestros chicos: nuestros pequeños “grandes maestros”.






Hoy, les propongo hablar de límites.
Les pregunto: ¿Cómo se sentirían si van de noche por una ruta que no conocen, sin señalamiento ni líneas pintadas que definan sus carriles?
..¿Inseguros, desprotegidos, perdidos, con miedo…?..
Seguramente algo de esto sentirían por la sencilla razón que vivir es vivir entre límites, entre horizontes que nos organizan, protegen, contienen, dan seguridad y suficiente espacio para crecer y desarrollar nuestra libertad.
Los límites son esas líneas invisibles que nos permiten vivir en sociedad. No son una imposición ni un ‘porque sí’; surgen de un darme cuenta y se instauran siempre desde el afecto y la congruencia.



 ¿Por qué son necesarios los límites? 

  • Porque dan seguridad, contención y protección.
  • Porque las normas brindan una estructura sólida a la que aferrarse.
  • Porque a partir de ellos podemos reconocer y respetar los límites de otras personas.
  • Porque dentro de este marco de referencia se aprenden valores: orden, respeto, tolerancia.

 ¿Cómo se deben poner los límites? 

  • Los límites se deben poner desde pequeños: Saber que el “No” (señalado con afecto y firmeza), es “No”. Es una forma de ir aprendiendo lo que se puede y no se puede hacer, y permitirá que el niño internalice la norma.
  • Los límites deben ser claros y precisos: Evitar los discursos, no generalizar y ser concretos. Cambiemos el “Tenés que portarte mejor” por “Es necesario que guardes las figuritas cuando estamos trabajando”.
  • Los límites deben hablarse, fundamentarse, tener consecuencias si no se respetan y recordarse cada tanto.
  • Deben sostenerse con firmeza: Es importante aplicar el límite sin titubeos. Para ser firme hay que sentir que se hace lo correcto; de lo contrario, se transmite sin convicción.

 ¿Y si se traspasan los límites? 

Es importante que los niños sepan de antemano que el incumplimiento de las reglas, trae consecuencias. Cabe destacar que hablar de consecuencias no es hablar de castigo, sino de “darnos cuenta” de que somos responsables de lo que hacemos con nuestra libertad.

Estas consecuencias, deben ser:
  • Educativas y relacionadas a la acción.
  • Comprendidas.
Por cierto, no es necesario aclarar que nunca debemos, al señalarlas,  atentar contra los derechos del niño, ser violentos, humillarlos, exponerlos o descalificarlos usando frases como “Sos malo” o “No te quiero”. De ninguna manera confundamos consecuencia con quitarle a nuestros chicos el afecto o la atención. No olvidemos que ser docente es una elección de formación, de crear lazos, como decía El Principito. Una elección de amor y compromiso. Recordemos que el amor no es sólo un sentimiento, sino también lo que se hace con ese sentimiento.




Para cerrar les dejo esta linda reflexión que hace mucho tiempo llegó a mis manos. Espero la disfruten y, por qué no, puedan compartirla con los padres.




Para descargar esta reflexión lista para imprimir, recortar y repartir a los papás,
hacé click acá.






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