¡¡¡Hola
Compas!!! ¿Cómo están?
Finalizando
el año puedo imaginarlos a las corridas entre contenidos aún sin dar,
evaluaciones por tomar o recuperar, informes, notas, boletines, cierre de
registros y mucho más. Por eso, para acompañarlos en este sentir “docente” y no
morir en el intento de llegar con todo, les propongo a cada uno de ustedes, de
manera muy especial, compartir unas vueltas de té. ¿Aceptan?, ¿Aceptás? Sí es
así, allá vamos:
(al final del post podés descargarte esta imagen para imprimir) |
Y
hablando de relajarnos, nada mejor que la frase de Napoleón, “Vísteme despacio,
que estoy apurado”, para introducirnos en el tema de hoy: el estrés
docente.
Según
estudios realizados la
docencia se parece cada vez más a una profesión de riesgo: el estrés ahora
ocupa el primer lugar entre las enfermedades que padecen los maestros y supera
a los trastornos en la voz. Considerando esta información, creo conveniente hacer
una pausa y ponernos a reflexionar sobre “lo importante y lo prioritario”.
Es importante, sin duda,
cumplir con todo los requerimientos en tiempo y forma. Pero no podemos olvidar
que por encima de lo importante está, como prioridad, nuestra salud física,
mental y espiritual. ¿Y por qué es prioridad? Pues porque de ella depende
nuestro ser persona, nuestro ser docente, nuestra calidad profesional y nuestro
vínculo con los otros, en especial con nuestros alumnos. En fin, sólo
sintiéndonos bien podemos ser, hacer y estar en plenitud.
Por eso, los invito a que
cada día se regalen unas vueltas de té como la que les propuse para que puedan
encontrar en medio de tantas corridas un tiempo y espacio propio. Podrá parecerles
un imposible o tal vez una pérdida de tiempo... Pero puedo asegurarles, por los
múltiples beneficios que ofrece la relajación a nivel biológico y funcional, que
la práctica diaria de estos ejercicios los llevarán a darse cuenta que, en
realidad, este tiempo que parece “perdido” es un valioso tiempo “ganado”.
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