¡Hola!
El encuentro pasado les propuse trabajar en nuestro propio proceso de
desarrollo y crecimiento personal para “SER” la mejor versión de nosotros
mismos. Por eso acá estoy, un día más, trabajando en mí lo
que les propuse a ustedes. Ya que, por una razón muy simple y obvia, aunque no
siempre practicada, no puedo ofrecer lo que no soy.
Pero,
¿cómo saber quién soy?
- Conociéndome. Redescubriéndome detrás de esa imagen, de ese yo ideal, que muchas veces, poco o nada tiene que ver con mi propio yo.
- Buceando en lo más profundo de mi ser, entre claros y sombras sin señalarme como alguien que da cátedra sino, acompañándome como un facilitador que permita integrar todas mis partes para ser cada día más auténtico.
Ahora bien, ¿cuándo soy auténtico?
- Cuando viviendo de manera consciente, libre, responsable y espiritual puedo sentirme pleno, porque tengo la certeza de estar respondiendo a mi persona.
(Sí
me permiten, vamos de a poco y en primera persona, porque no podría compartir
esto con ustedes sin hacerlo también conmigo)
Vivo en forma consciente, cuando tengo registro de mi existencia, cuando no me
quedo en la fachada y el qué dirán para vivir desde mí. Cuando vivo así, no
hipoteco mi identidad viviendo una vida diseñada por otros sino que me
convierto en protagonista de mi propia historia, reconociéndome y reconociendo
a los demás como personas únicas, capaces de apreciarse, valorarse y
respetarse. Vivir a consciencia, es saber escucharme y escuchar, es aceptarme y
aceptar lo que acontece, sin invalidar o convalidar sino simplemente tomando lo
que sucede para luego decidir en función de mi propio darme cuenta . Es
reconocer mis emociones y darme permiso para expresarlas. Es estar atento a mi
sentir, en pos de una vida independiente, no indiferente, sabiendo que no
fallarme no me convierte en egoísta, sino por el contrario en una persona
honesta y confiable. Viviendo a consciencia me reconozco como alguien en
proceso permanente. Me cuestiono, reviso mis creencias, modifico estructuras,
no respondo a mandatos que me limitan, procuro ampliar mi mirada y correrme de
viejos paradigmas.
Vivir de manera consciente, me acerca
a mi verdadero yo. En consecuencia, es un paso fundamental para ser la mejor
versión de mí mismo.
En el próximo encuentro, hablaremos
de vivir de forma libre.
Pero, antes de despedirlos, les
propongo que en diálogo con ustedes mismos se pregunten:
- ¿Estoy viviendo una vida consciente?
- ¿Cómo sería trasladar esta vida consciente a mi rol docente? ¿Seguiría siendo el mismo educador?