Planificaciones presentadas, período diagnóstico finalizado, primeros informes entregados, carpeta didáctica en mano… Sin duda, ¡volvimos al ruedo!
Y acá estamos, sumergidos de lleno en este 2015, para acompañar a nuestros alumnos en su proceso educativo. Pero, ¿Cómo hacerlo?, ¿Existen acaso fórmulas mágicas que garanticen un buen acompañamiento?
Les propongo encontrar juntos estas respuestas partiendo de algunas premisas.
Sabemos que el desarrollo integral de las personas supone mucho más que atender a sus capacidades intelectuales. Es también, y fundamentalmente, atender a sus capacidades afectivas, de relación intra e interpersonal y de inserción y actuación social.
Por otra parte, no podemos desconocer que la niñez es una etapa que deja huella en la vida de cualquier persona y que la escuela es un eslabón importantísimo en el proceso de individuación y sociabilización de sus alumnos.
Ahora bien, considerando esto me animo a decir que más allá de nuestro rol docente somos, en cierto modo, formadores de almas. Y que, reconociéndonos como tales, podemos responder a nuestras preguntas de una sola manera:
“Si queremos acompañar a nuestros
alumnos en su proceso de crecimiento y desarrollo integral, necesitamos en
primera instancia, más allá del “SABER” y del “SABER HACER”, estar atentos a nuestro
“SABER SER”. Un saber ser, que tiene que ver con ser auténtico, genuino y
honesto con uno mismo, más allá del rol que desempeñemos”.
Fuente foto |
¿Coinciden
conmigo? Si es así,
los invito a trabajar juntos este año, desde este espacio en Lápiz, Papel y Tijera, en nuestro propio proceso de desarrollo
y crecimiento personal para “SER” la mejor versión de nosotros mismos.
Hasta el próximo encuentro.
Clr. Alejandra Apicella
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